En todo ecosistema, la materia orgánica, que ha sido reunida por un ser vivo, debe reciclarse de manera que otros seres vivos dispongan del material necesario para su supervivencia.
El primer paso de reciclaje es descomponer el material en simples bloques de construcción, los más pequeños posibles, como moléculas o átomos.
En segundo lugar, estos bloques de construcción serán incorporados a otros seres vivos. Cuanto más abundante es la materia orgánica descompuesta en el suelo, más fértil es el suelo, ya que contiene todas las moléculas y átomos indispensables para los seres vivos. Así que cuanto más rápido sea el proceso de descomposición, más fértil será el suelo y más organismos vivirán en el ecosistema a lo largo del tiempo. Dentro de los ecosistemas, la materia orgánica se divide según dos mecanismos: 1. Los macrodepredadores se alimentan de materia orgánica, lo que inicia el proceso de reciclaje. El papel de todo depredador, tanto herbívoro como carnívoro, es alimentarse de materia orgánica, lo que inicia la descomposición mecánica y química de ésta en bloques de construcción en sus estómagos e intestinos. De este modo, la mayoría de los depredadores desorganizan la materia orgánica viva y hacen que las moléculas se asimilen por sí mismas para añadirlas a su metabolismo de modo que mantengan su homeostasis y su crecimiento. Lo que no necesitan o no pueden digerir es excretado. La materia orgánica secreta, ya muy fragmentada, será más fácilmente ingerida (o fagocitada) por otros organismos vivos.
2. Los microorganismos, que son los depredadores que viven en el suelo, tienen el mismo papel que los macropredadores, la única diferencia es que la escala de su alimento y sus excrementos es mucho más pequeña. La mayoría de los excrementos de microorganismos como los nematodos son directamente asimilables por las raíces y las raíces de las plantas. Entre estos microorganismos que permiten el reciclaje de la materia orgánica, son importantes para los ecosistemas forestales los hongos saprofitos, especialmente los xilófagos. Gracias a sus enzimas modificadoras de lignina (Lems), como los lignases u otras células y hemicelulasas, los hongos xilophages catalizan la degradación de los polímeros muy estables que se encuentran comúnmente en la pared celular de las plantas, especialmente en la madera.
Una vez que los hongos xilófagos hayan degradado los compuestos estables de la madera, los otros microorganismos del suelo podrán tener acceso y, por lo tanto, alimentarse de la materia orgánica hecha accesible.
Cuando los dos mecanismos mencionados se producen sucesivamente, la descomposición de la materia orgánica es más rápida y su reciclaje más eficaz. Por esta razón, en El Agroecosystema queremos (i) pastorear animales en el Bosque de la Madre; (ii) organizar un lugar donde crezcan hongos saprofitos xilophage en troncos de madera. Las ventajas de este lugar son:
1. Cuando cortemos los árboles del bosque de fruta y las pérgolas, las ramas más grandes y los troncos se cortarán en troncos y se descompondrán más rápidamente gracias a los hongos. De este modo, toda la materia orgánica producida se reciclará rápidamente con el fin de aumentar el número de organismos que viven a lo largo del tiempo en el ecosistema y, por consiguiente, maximizar su producción. [Si desea más información sobre los bosques frutales, haga clic aquí]
[Si desea más información sobre las pérgolas, haga clic aquí]
2. En los troncos se inocularán esporas de hongos cuyas fructificaciones sean comestibles y agradables al gusto de los humanos. Los pleurotes, shiitake, maitake, poliporos y hongos melena de león son sólo algunos ejemplos de hongos que ampliarán la diversidad de nuestra dieta a los diversos beneficios para la salud.
3. Una vez que se hayan utilizado como substrato para la producción de hongos y hayan sido degradados por los Lems, los troncos podrán incorporarse al mulch. Serán reciclados más rápidamente por la microfauna de los jardines Mandala y participarán en el aumento de la fertilidad del suelo.
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